Los realities, un clásico en la televisión española
- MARINA MARCOS Y ANDREA MARTÍN
- 9 feb 2015
- 3 Min. de lectura
La telerrealidad se ha convertido, especialmente en las dos últimas décadas, en un género recurrente en el panorama televisivo español. La audiencia española apuesta en sus parrillas individuales por los reality show, un género que más allá de la diversión que pueda ofrecerle al espectador juega con las emociones de sus participantes, y a su vez de la audiencia, dando lugar a conflictos que a menudo se convierten en auténticos dramas. Los telespectadores han desarrollado una especie de sentimiento de “empatía”, es decir, de ponerse en el lugar del otro que encaja a la perfección con este tipo de programas que, además, en numerosas ocasiones recurren a los sentimientos más bajos de sus concursantes para crear morbo y aumentar el número de la audiencia. Gran Hermano, La Voz Kids y Master Chef se han convertido en los programas más vistos de este género en 2014.

Si hablamos de reality y de clásico en España nos es inevitable no pensar en la casa de Guadalix de la Sierra, es decir, en Gran Hermano. En su primera edición en el año 2000 el programa de Telecinco alcanzó la desorbitada cifra de 51,2% de audiencia, convirtiéndose en uno de los espacios con mayor audiencia de la historia de la televisión. Gran Hermano 15, iniciado en septiembre de 2014, fue uno de los realities de la televisión más vistos del año. Aunque esta penúltima edición del programa no arrancó con buen pie, alcanzó su pico mínimo de audiencia en la cuarta gala con un 14,2%, poco a poco fue recuperándose y obtuvo una media de 24,4% de cuota de pantalla y 2.710.000 espectadores. Como en todos los concursos, la final fue la gala más vista alcanzando los 3.467.000 espectadores.
Otro reality que ha batido records en lo que a cifras de audiencia se refiere es La Voz Kids. El programa presentado por Jesús Vázquez y derivado de su homónimo con concursantes de mayor edad, La Voz, se estrenó en febrero de 2014 y obtuvo un 30,1% de cuota de pantalla en las siete galas en las que se desarrolló. Cabe destacar que aunque la final del programa consiguió un 31,6% de audiencia con 5.174.000 espectadores no fue la gala más vista, sino una gala en homenaje a una de las concursantes que sufría una enfermedad y no pudo llegar a la final. Este espacio especial alcanzó el 34,1% de audiencia, lo cual demuestra que los sentimientos influyen de una manera más que plausible en la audiencia y más cuando se trata de niños.
Por último, el tercer puesto en el ranking lo ocupa un programa gastronómico: MasterChef, un género que parece haberse puesto de moda ya que se han multiplicado los programas televisivos de este tipo, no solo realities también programas de cocina, crítica gastronómica, etc. La segunda edición de este programa, inspirado en el formato británico con el mismo nombre, tuvo una cuota de pantalla del 20,8%, superando ligeramente a la de su primera edición, y una media de 3.530.000 espectadores. La final, en la que Vicky se proclamó ganadora, aumentó considerablemente el share a un 27,1%.
La audiencia media de estos programas confirma el gusto de los telespectadores españoles por los reality show o talent show. Los juegos y estrategias que emplean sus concursantes y que, en ocasiones, rozan el límite de las emociones permitidas convierten este tipo de espacios en uno de los géneros preferidos en las parrillas televisivas.
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